Los exámenes por rayos X son generalmente indoloros, rápidos y fáciles.
Los niños podría sentir incomodidad debido a la temperatura fría en la sala de examen o a la dureza de la camilla de rayos X. Es probable que las posiciones que tenga que mantener les resulten incómodas o dolorosas, especialmente si tienen alguna lesión.
El tecnólogo ayudará a su niño a encontrar una posición lo más cómoda posible como para asegurar que se puedan capturar imágenes de la mejor calidad.
Por lo general, luego de un examen por rayos X, su niño podrá regresar a sus actividades normales. Si su niño recibe alguna forma de sedación para el examen, usted y su niño permanecerán en el departamento durante un periodo de recuperación. También le darán instrucciones sobre la limitación de actividades durante el día.